Sobre la LGTBIfobia


No es la primera vez, pero sí la última, que nos ocupamos de la LGTBIfobia en Renovación. Tenemos la esperanza de que algún día no muy lejano la visibilidad de las personas LGTBI+ sea tal que no necesiten ningún mecanismo social o político (leyes, campañas, manifestaciones…) para que sean ciudadanos comunes aceptados y respetados. Al menos así ha ocurrido con otros temas que comenzaron con el repudio, la censura y criminalización de parte de los oponentes, especialmente del sector religioso y grupos políticos conservadores: divorcio, eutanasia, igualdad de género, etc. 

Gracias a las ciencias bíblicas, la exégesis de los textos bíblicos con los recursos disponibles actualmente, y una hermenéutica contextualizadora, el lector avezado y estudioso sabe que los textos de la Biblia judeocristiana, que tienen algo que ver con la sexualidad, en ninguna manera se refieren a la relación homoerótica como la conocemos hoy, que tiene como marco de referencia la convivencia, la fijación emotivo-amorosa, el compromiso… exactamente igual que ocurre entre heterosexuales. Lo “normal” o “natural” en la sexualidad son términos convencionales y prejuiciosos que no siempre se ajustan a la “realidad”. Esta, la “realidad”, desde siempre, por su complejidad, ha sido y es muy distinta a lo que sugieren los convencionalismos reduccionistas. En otras palabras: la homosexualidad, tanto en hombres como en mujeres, no es una “pandemia” de los tiempos modernos, ha existido desde nuestros ancestros los primates. El hecho de que personas, supuesta y académicamente cualificadas, afirmen que la homosexualidad es una patología tiene el mismo valor que cuando esos mismos cerebros ilustrados defienden el geocentrismo del sistema solar “porque lo dice la Biblia”: o sea, ningún valor. Sobre todo porque otras celebridades académicas, con iguales credenciales, sostienen lo contrario en ambos casos. 

Les debería hacer pensar a las personas homófobas por qué es tan generalizada esta realidad en todas las civilizaciones, de cualquier época, cultura, educación, estatus social… ¡Incluso en el reino animal! La orientación sexual no se elige ni se construye; esta “construcción” puede ser forzada por un tiempo, pero al final, la realidad, cualquiera que sea, “sale”. No obedece a una pedagogía particular que la origine ni pueda, por lo tanto, evitarla. La fijación homoerótica se manifiesta desde la niñez, cuando no existe malevolencia o perversidad de ningún tipo, y no existe terapia alguna que pueda revertirla. El intento de revertirla, por muy buena que sea la intención, es un fraude. Las organizaciones (religiosas) que dedicaban tiempo y esfuerzos ya se manifestaron y pidieron perdón por el fraude que habían estado perpetrando con las consecuencias que originaron en los “pacientes” (Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Exodus_International).

El problema de la homosexualidad no son las personas homosexuales, son las personas homófobas. Esta LGTBIfobia recibe motivación moral en los discursos que se ofrecen especial, pero no únicamente, en los púlpitos religiosos. En estos discursos el vulgo homófobo encuentra los argumentos morales que necesitan para vilipendiar y agredir a la persona homosexual. La cuestión es si la LGTBIfobia tiene cura.

Emilio Lospitao

Autor: elospitao

Inquietud intelectual desde niño